La boda de Alberto y Alejandra: un "sí, quiero" con el sonido del mar como acompañante
Dos corazones soñadores, viajeros y ¡enamorados! Tras varios años conociéndose, en 2011 Alberto y Alejandra darían ese paso que marcaría un antes y un después en sus vidas. Conoced la mágica historia de esta pareja: ¡os enamoraréis por completo!
Esta pareja de enamorados se conoció años atrás, pero no fue hasta 2011 cuando ambos decidieron dar un paso más y emprender, así, una aventura juntos. El destino quiso que Alberto estuviera muchos años estudiando en Estados Unidos… así que sí, su historia de amor con Alejandra comenzaría allí, entre El Paso y Miami.
Después de varios años juntos, de nuevo el destino jugó sus cartas, y esta vez sería para traer a la pareja de vuelta a su Madrid natal… lugar en el que ambos crecerían juntos, tanto profesional como personalmente.
A orillas de las aguas de las Islas del Maíz
Por su puesto, su amor también creció. De hecho, lo hizo hasta el punto en el que Alberto y Alejandra decidieron formalizarlo ante el altar; en verano de 2015, cruzando las aguas de las Islas del Maíz (Nicaragua) en un pequeño velero, y con la puesta de sol como telón de fondo, Alberto se lanzó a por la tan romántica propuesta. El momento perfecto, en el lugar perfecto… por supuesto, la respuesta de Alejandra fue un gran "¡sí!".
Un "sí, quiero" emotivo y ¡muy internacional!
Alberto y Alejandra quisieron celebrar su amor por todo lo alto. Por ello, apostaron por reunir a sus más queridos –procedentes de varias partes del mundo– y realizar, más que una boda, una auténtica fiesta.
Nada les ataba a Altea… no obstante, y sobre todo tras conocer el paraje en el que se encontraba el L’Olleta, la pareja estaba más que decidida: la localidad alicantina y la maravillosa explanada rodeada de pinos y con vistas al mar que rodeaba el restaurante se convirtió en "su lugar".
Marcando un antes y un después en sus vidas, Alberto y Alejandra se dieron el "sí, quiero" en una ceremonia civil, en la que no faltó la alegría y el llanto –por supuesto, de emoción– de todos y cada uno de los familiares y amigos que les acompañaron en ese gran día.
Aunque todo el enlace resultó ser inolvidable, destacaron momentos muy emotivos, tales como la sorpresa que los novios decidieron dar a los abuelos de Alejandra en el inicio del cóctel a través de la música en directo de Mariachi Volver. Apasionados de este clásico mexicano, la pareja vio reflejada la emoción más absoluta en los ojos de ambos familiares. ¡Un sueño hecho realidad!
Del mismo modo, pero esta vez durante la cena, la pareja quiso celebrar el cumpleaños de uno de sus invitados y también entregar a "los próximos en pasar por el altar" una hucha en forma de cerdito. Finalmente, los recién casados hicieron entrega de dos lienzos a sus respectivos padres con una fotografía de cuando ellos se casaron… sin duda, esa sorpresa fue la más emocionante para todos.
En cuanto a la decoración, tanto el escenario de la ceremonia como el de la celebración se vistieron de un estilo romántico chic inconfundible, en el que destacaron tonalidades en nude y blanco, así como un sinfín de flores que seguían esa misma línea cromática.
Auténticos y románticos
La novia lució absolutamente preciosa en su "sí, quiero", como no podía ser menos. Así, y tras buscar entre varios atelieres, Alejandra se decidió por Pronovias y su modelo Prunelle. ¡Tan perfecto como había imaginado! Al espectacular outfit nupcial le acompañaron unos fantásticos zapatos de Mango, así como unos pendientes que todas sus amigas ya casadas se habían puesto en su día B – es decir, ese "algo prestado", un anillo con el símbolo de infinito de Aristocrazy –regalo de sus abuelos– y una pulsera –obsequio de su padre–. Como ramo, la novia se decidió por un bouquet de estilo romántico de peonías en tonos nude elaborado por E_spacio Eventual.
Por su parte, Alberto se decidió por un traje de Ramón Sanjurjo, tirantes y zapatos de Bow-Tie, y camisa, pañuelos y gemelos de Hackett London.
¡No faltaron lágrimas de emoción!
De este gran día, en el que ni novios ni invitados pudieron evitar las lágrimas de emoción, fue testigo el equipo fotográfico de Beatriz Tudanca. A partir de un trabajo mágico, en el que estos profesionales de la imagen supieron capturar a la perfección la autenticidad y la emoción de cada instante, la pareja logró un recuerdo para la eternidad; un álbum nupcial del que no debéis perder detalle. ¡Os enamorará!