5 propuestas (irresistibles) para vivir unos días de descanso y diversión en el País Vasco francés
¿Os apetece desconectar unos días en uno de los destinos más románticos de Europa? El País Vasco francés esconde mil y una sorpresas que os enamorarán desde el primer momento: paisajes únicos, playas solitarias, pintorescos pueblecitos… ¡Bon voyage!
El País Vasco francés es un destino lleno de encanto y de una magia especial que, realmente, atrapa. Y es que lo tiene todo para conseguirlo: pueblos de postal, valles salpicados de caseríos, playas preciosas, increíbles atardeceres junto al océano Atlántico, una de las mejores gastronomías del mundo... Todo esto y mucho más es lo que os espera si decidís pasar unos merecidos días de descanso durante los preparativos de la boda. ¡O en el momento que vosotros queráis! De hecho, os asombrarán todas sus posibilidades. ¿Listos para descubrir juntos este pequeño paraíso?
- País Vasco Francés: qué ver
- 1. On the road por la costa
- 2. Volver a enamorarse en la ruta de los tres atardeceres
- 3. Soñar despiertos en sus valles y pueblos llenos de encanto
- 4. Perderse en sus playas de ensueño
- 5. Viajar en el tiempo con el tren cremallera de Larrún
País Vasco francés: qué ver
El País Vasco francés es un pequeño territorio en el departamento de los Pirineos Atlánticos, que limita con Guipúzcoa y Navarra. Uno de los destinos más turísticos de la costa atlántica francesa (y de interior), perfecto para recorrer en coche, en furgoneta o en moto, descubriendo al mismo tiempo cada uno de sus románticos rincones. ¡No os perdáis estas 5 completas propuestas!
1. On the road por la costa
Vuestra pequeña escapada sobre ruedas puede empezar en Hendaya, con sus maravillosas playas, como la de Ondarraitz. No os perdáis su precioso centro histórico, el castillo Abaddie, las impresionantes vistas de la bahía de Txingudi ni el paseo marítimo, lleno de tiendas, bares y restaurantes. A continuación, San Juan de Luz os sorprenderá con su encantador centro histórico, sus casas de vivos colores, su Gran Playa, su paseo marítimo y la plaza Louis XIV, que esconde la pastelería Maison Adam, con sus famosos macarons. Imprescindible también tomar una copita de vino frente al mar en el romántico chiringuito de Guingette Erromardie, navegar en barco hasta el faro de Higer –contemplando los acantilados– y acercarse hasta el pueblecito de Ciboure, con su casco viejo, sus casas de piedra y su animado mercado los domingos por la mañana.
Llega entonces el momento de poner rumbo a Biarritz. Se trata de un destino glamuroso, ideal para perderse a la sombra de sus tamarindos asomados al océano, pasear por sus bulevares, surfear por la playa de la Côte des Basques, visitar la Grande Plage y la playa Milady, bañarse en la playa del Vieux Port o degustar un delicioso "gateau basque" (pastel vasco) en la Maison Paries. Sus lujosas villas y palacios, su costa con olas desafiantes y sus caseríos os cautivarán nada más llegar. ¿Imprescindibles en vuestra escapada? Pasear de la mano por el paseo marítimo observando las casetas de vivos colores en la Grande Plage y asomarse a los distintos miradores que dan al golfo de Vizcaya, como el Roche de la Vierge con sus pasarelas. Pero también acercarse al faro de Biarritz con vistas panorámicas sobre la ciudad; al casino municipal, de estilo Art Déco; al puerto de pescadores; al puerto viejo, a la capilla y a la Roca de la Virgen, desde cuyo puente –construido por el mismo arquitecto de la Torre Eiffel, disfrutaréis de unas increíbles vistas de Biarritz.
Por su parte, Bayona, capital del País Vasco francés, también es mágica con sus callejuelas y sus coloristas casas. Es una de las ciudades del País Vasco francés que no os podéis perder. Paseando por su centro histórico descubriréis los preciosos jardines Leon Bonnat, el mercado Les Halles y la catedral de Santa María. El río Nive separa los dos barrios principales de Bayona, Petit Bayonne y Grand Bayonne, formando una de las zonas con mayor encanto de la ciudad, repleta de locales y restaurantes. Y muy importante: no olvidéis recorrer la calle Port Neuf, con maravillosas vistas sobre la catedral, ya que también esconde las mejores chocolaterías de la ciudad, como Cazenave. ¡Inolvidable!
2. Volver a enamorarse en la ruta de los tres atardeceres
El litoral del País Vasco francés ofrece lugares mágicos para contemplar el océano al atardecer. Sus puestas de sol son realmente maravillosas. Como en las escaleras de la Costa de los Vascos, en Biarritz. Tomar algo mientras el sol se esconde en el firmamento es único. También son espectaculares las playas de Anglet. Vale la pena darse un chapuzón, mientras el cielo se ilumina en una espectacular puesta del sol multicolor. ¿Más cosas? Acercaos hasta la punta de Sainte-Barbe, en San Juan de Luz, con sus preciosos ocasos.
3. Soñar despiertos en sus valles y pueblos llenos de encanto
A pocos kilómetros de la costa, el paisaje cambia y los valles, bosques, pastos y pueblos con encanto del País vasco francés son los grandes protagonistas. No os perdáis un relajado paseo por Sant Jean-Pied-de Port, en el camino de Santiago, junto a Roncesvalles, con su puente, sus casitas de postigos rojos, la iglesia de Notre-Dame du Bout du Pont y su ciudadela. También vale la pena visitar Ainhoa –uno de los pueblos del País Vasco francés más bonitos–, con casas con contraventanas de madera en tonos rojos o verdes; Espelette, con los pimientos rojos colgados de las fachadas, o Ixtassou, escondido en el precioso Valle Nive, ideal para practicar senderismo en el País Vasco francés.
4. Perderse en sus playas de ensueño
Cerca de Hendaya descubriréis la bahía de Loya, escondida en el Parque Natural de la Abaddie, una reserva natural atravesada por senderos con vistas al mar. Muy poco conocida por los turistas, es uno de los rincones más románticos de la costa francesa al que se llega por un caminito. Una vez allí, os podréis relajar en la Playa Grande o en la Plage des 2 Jumeaux. También disfrutaréis de momentos inolvidables en la playa de Ondarraitz, en Hendaya, con sus 3,5 kilómetros de longitud y sus casi 100 metros de ancho, así como en calas más pequeñitas, como las de Guéthary. También destacan la playa del puerto, Arotzen, Cenitz, rodeada de un bellísimo tapiz verde, y Parlamentia, la favorita de los surfistas por sus increíbles olas.
5. Viajar en el tiempo con el tren cremallera de Larrún
La montaña de Larrún, con casi 1.000 metros de altura, es el balcón del País Vasco francés con vistas de 360º sobre los Pirineos y la costa, con sus playas infinitas. Para disfrutar de sus panorámicas podéis viajar en un antiguo tren cremallera de madera que en 40 minutos os llevará a la cima, mientras descubrís un bonito paisaje. E importante: al bajar, la parte izquierda ofrece preciosas vistas sobre la costa vasca. ¡Un trayecto inolvidable! Muy cerca, el pueblecito de Sare es una visita obligada para disfrutar de su arquitectura –como la iglesia de San Martín y la Casa Ortillopitz– y de sus cuevas: las grutas de Sare.
¿Qué os parecen estas 5 propuestas para vivir unos días de descanso y diversión en el País Vasco francés? ¿Con ganas de descubrir más secretos de este maravilloso destino? Seguro que os encantará conocer este rincón de Francia, tan próximo a la frontera con España, con sus maravillosos paisajes y su gastronomía única. ¡Es hora de cargar pilas!