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Bodas

Los 5 errores más habituales que cometen las parejas con sus finanzas (y cómo evitarlos)

¿Cómo gestionar la economía en común? Os damos las claves para que hablar de dinero en pareja deje de ser un tema tabú y repasamos los errores más habituales para que podáis evitarlos.

Chica con un vestido blanco y un ramo de flores en una de sus manos y chico con traje se abrazan en un campo de trigo

Es curioso como hay muchas parejas que pueden dedicar horas, incluso días, a hablar del bufet de chucherías de la boda o a buscar la encimera de mármol travertino perfecta para su cocina de estreno, pero no dedican ni un minuto a decidir cómo van a gestionar algo tan importante como su dinero. Parece que, cuando uno está enamorado, sacar las finanzas a relucir es algo poco romántico, hasta ruin, pero la realidad es que, en esto de la economía doméstica, solemos pecar sobre todo por omisión. Así que no nos dejemos llevar por remilgos anticuados y evitemos estos errores que nos pueden salir tan caros.

1. No hablar de dinero

Lo diré una y mil veces, pero, como experta en finanzas y ser humano felizmente casado desde hace casi 20 años, os animo a que no dejéis que los falsos reparos os impidan sacar este tema, porque es una de las cosas que más problemas trae y que más estrés causa en las relaciones de pareja.

Acabar con el tabú del dinero no significa que uno no quiera hacer equipo ni que no vaya a muerte con el "contigo pan y cebolla". Simplemente que es importante saber de qué pan y de qué cebolla estamos hablando para que no haya lugar a malentendidos.

2. No elegir el régimen económico a conciencia

Cierto es que la legislación española nos permite hacernos el bicho bola, porque cada comunidad autónoma tiene un régimen económico por defecto para los matrimonios –separación de bienes o gananciales–, que es el que nos aplicarán si no hacemos nada. Pero, si lo pensamos un poco, es una locura dejar al azar una decisión tan importante que va a determinar cómo vamos a administrar nuestros bienes el resto de nuestra vida –y nuestras deudas, que también son una parte importante de la vida financiera de las personas–.

Es como coger un trabajo sin preguntar qué tipo de contrato nos van a hacer y cuánto nos van a pagar. A nadie se le ocurriría ¿verdad? Pues es lo que hace muchísima gente cuando delegan en algo tan random como dónde te cases la elección del régimen económico, sin darse cuenta de que es una decisión que puede afectar muchísimo tanto durante el matrimonio como después.

Así que, igual que le dedicamos horas incontables a hacer las mesas de la boda para que todo el mundo se lo pase bien, también hay que dedicarle un ratito a decidir qué régimen matrimonial es el que más nos conviene: gananciales (a pachas con todo, o casi), separación de bienes (lo tuyo es tuyo y lo mío es mío con alguna que otra excepción) o participativo (una mezcla bastante apañada de los dos anteriores). Algo que también deberéis valorar si os hacéis pareja de hecho y cuyo procedimiento es diferente respecto al matrimonio.

Si ya os habéis casado, tampoco es excusa para no sacar el tema, porque se puede cambiar de un régimen a otro en cualquier momento. Tened en cuenta que no basta con firmar las capitulaciones ante notario, luego hay que inscribirlas en el Registro Civil para que conste.

3. No proteger la hipoteca

Para muchísimas parejas, la compra de una casa es la primera gran decisión financiera que toman en común, pero, a veces, con la ilusión, se nos olvida pensar en qué pasaría si uno de los dos no está y en qué situación o, mejor dicho, con qué deuda deja al otro. Para prevenir este dramón, lo ideal es contratar un seguro de amortización de préstamo con la hipoteca de manera que, si le pasa algo a uno de los dos, el otro tenga el consuelo de quedarse con la casa pagada. Si hay hijos de por medio esto es todavía más importante.

4. No pensar en el más allá

Y ya que nos hemos puesto fúnebres, otro error muy común es no hacer testamento, porque mucha gente no es consciente de que los derechos hereditarios del cónyuge no son tantos y muchas veces van por detrás, por ejemplo, de los padres del otro en caso de que no haya hijos. En el caso de las parejas de hecho esto es todavía más importante, porque hay comunidades autónomas en las que los derechos no están equiparados a los del matrimonio y están todavía más desprotegidos.

Hacer testamento es un trámite fácil y barato que nos puede ahorrar sorpresas muy desagradables en momentos muy dolorosos.

5. No delimitar "lo común"

Volviendo al día a día de nuestras finanzas, independientemente del régimen que hayamos elegido, hay que pararse un momento a pensar qué entendemos por gastos comunes y cómo va a contribuir cada uno a la economía familiar. Esto no es talla única, pero conviene decidir entre los dos cómo se quieren llevar las cuentas: juntos o separados, poner todo en un mismo saco, aportar en proporción a lo que gana cada uno, fifty-fifty… En definitiva, todas esas cosas que, si no se hablan sin tapujos, pueden acabar con la luna de miel en menos de lo que canta un gallo.

Y ahora, con las cuentas claras, sí que vivieron felices y comieron perdices por siempre jamás. Echa un vistazo también a estos 15 hábitos para un matrimonio feliz.