El camino hasta el altar
El día de vuestra boda recorreréis un trayecto corto pero muy importante, serán unos pasos que cambiarán vuestra vida. Os hablamos del camino hasta el altar.
Seguramente todos los futuros novios se han imaginado en ese momento único que es el camino hacia el altar. Parece mentira que una distancia tan corta pueda significar tantas cosas, pueda reunir tantas sensaciones, pero es así.
El camino hacia el altar es mágico porque se transforma. Cuando lo recorremoss por primera vez somos solteras o solteros, y al darnos la vuelta para abandonar el lugar de la ceremonia, somos ya una mujer casada o un hombre casado. Al entrar sólo se tienen ojos para el amor de tu vida que nos está esperando al final, las emociones de tantos meses de preparativos, el secreto del vestido que se desvela, sientes las miradas de todos los invitados, sus sonrisas, algunas lágrimas. Al salir nos sentimos pletóricos, felices. Vuestro sueño se ha cumplido, los nervios han desaparecido y tenéis ganas de salir y celebrarlo con las personas más importantes en vuestra vida.
Pero más allá de todas esas emociones y sentimientos, ¿habéis pensado cómo recorreréis el camino al entrar?
- El novio suele recorrerlo con su madre, la madrina.
- La novia lo recorre del brazo de su padre y padrino.
- También hay parejas de novios que deciden recorrer el camino al altar solos, y otras que prefieren entrar juntos, cogidos de la mano.
- Si faltan el padre o la madre por cualquiera que sea el motivo son muchas las parejas que recurren a personas especiales en sus vidas, ya sean familiares o no.
- Antes de entrar la novia puede entrar su corte de damas de honor si la tiene y tras ella las damitas y pajes que llevan las arras y los anillos.
- Por último no debéis olvidar la canción que sonará durante vuestro recorrido, esa pieza musical o canción que hará que vuestra entrada sea aun más emocionante.
En cualquier caso son unos instantes muy especiales que quedarán grabados en vuestra memoria para siempre, así que vividlos intensamente acompañados de quien vuestro corazón os pida.