Diferencias entre el amor adolescente y el amor adulto
No hay un amor mejor o peor, son sencillamente diferentes. Descubre las diferencias entre el amor adolescente y el amor adulto.
A tener en cuenta: Hemos incluido productos de terceros para ayudarte a navegar y disfrutar de los momentos más importantes de la vida. Es posible que las compras realizadas a través de los enlaces de esta página nos hagan ganar una comisión.


El amor tiene mil y una formas de manifestarse. No hay un momento perfecto ni un lugar preciso. No entiende de sexos, de clases sociales… ni de edad. Da igual que tengamos 15 o 40 años, si decide entrar en nuestras vidas no lo va a frenar nada ni nadie. La vida y la experiencia son directamente proporcionales y este es el motivo por el que encontramos tantas diferencias entre el amor adolescente y el amor adulto. ¡Te las descubrimos!
Índice de contenido
El amor adolescente
Durante la adolescencia vivimos un cambio continuo. Sufrimos una metamorfosis progresiva a nivel general que no siempre es fácil de llevar. Estamos conociéndonos, sintiendo, mirando y caminando por terrenos desconocidos. Hemos dejado atrás la edad infantil y hemos saltado a otro universo tan excitante como inseguro. Seguimos teniendo normas y horarios con los que vamos haciendo malabares y todo va bien hasta que aparece ese sentimiento que nos desestabiliza: el amor romántico.
El amor en la adolescencia es difícil de interpretar. Lo novedoso nos crea mil dudas y queremos saberlo TODO y YA. Somos nuevos en eso del amor y deseamos que sea perfecto, como siempre habíamos imaginado. Los amores adolescentes son una aventura, pero, al ser principiantes, los altibajos están a la orden del día. Se mezclan las ilusiones con las frustraciones…
Si las cosas no van bien, sufrimos de una manera que roza la ficción porque es más lo que imaginamos que lo que vivimos. Y si todo va bien, es un nunca te dejaré, una promesa que no suele cumplirse. A medida que crecemos vamos encontrando nuestro camino y quizá la otra persona no siempre toma el mismo que nosotros o no anda a la misma velocidad por él. Así que, generalmente, acabamos por separarnos.
El amor de adolescentes puede llegar a ser un amor que nunca se borre de nuestro disco duro, precisamente por haber sido el primero. Real o platónico, nadie olvida el primer amor.
Nuestro bagaje amoroso: ¿pro o contra?
El amor nos llega a cada uno de forma diferente porque cada persona lo vive y lo siente a su manera. Las circunstancias lo son todo y el amor puede verse dañado o beneficiado por ellas. Nuestro ayer conforma nuestro hoy y si hemos tenido experiencias nefastas tenderemos a actuar con recelo, inseguridad o desgana. En cambio, si hemos tenido un pasado amoroso positivo, estaremos más predispuestos a sentir sin miedos y no pondremos barreras a nuestros sentimientos.
A grandes rasgos, el adulto sabe a dónde quiere llegar y cómo hacerlo; el "con quien" ya es más complicado. Hemos ido ganando seguridad en nosotros mismos y es por eso que, a veces, aumentando nuestra exigencia aumenta también la dificultad para encontrar a quien queramos incluir en nuestra vida, a alguien que merezca realmente la pena.

Un amor maduro
Llegados a un punto —aunque siempre quedan cosas por aprender—, sabemos lo que queremos, pero sobre todo lo que no queremos. Hemos caído y nos hemos levantado. Hemos sufrido y aprendido. Ahora nuestra mirada no es la de antes, cuando parecíamos llevados por el viento. Ahora reconocemos los caminos y, si nos despistamos, tenemos herramientas más que suficientes para recalcular la ruta. Por eso, el amor adulto es un amor maduro, comprometido, pausado, profundo.
Es paradójico porque el adolescente que fuimos está en nosotros, somos nosotros mismos. La diferencia es que ahora hemos evolucionado, aunque en ocasiones es inevitable comportarnos como tal. Otras veces rechazamos esa parte de nosotros y actuamos como si estuviéramos de vuelta de todo y vamos con pies de plomo por si nos hacen daño.
Resulta gracioso que, aunque a estas alturas de la vida tengamos una mochila cargada de cosas buenas y malas, tendremos que ir aumentando su capacidad de carga o liberando espacio cuando el amor entre en nuestra vida. Superaremos miedos, limaremos diferencias y aprenderemos el sentido completo del amor a través de la sinceridad, el respeto y la comunicación.
Amor, al fin y al cabo
Y no debemos olvidar que todo este aprendizaje empezó hace años, en el momento en el que advertimos que no había reglas, que a amar se aprende amando. ¿Antes o ahora? No hay un amor mejor o peor, porque el amor adolescente y el amor maduro son sencillamente diferentes.
¿Te has sentido identificado/a? Está claro que amor y adolescencia y amor y madurez son distintos, y que no se viven las cosas de la misma manera cuando eres joven que a medida que te vas haciendo mayor. En el amor adolescente todo es más intenso y más dramático o alegre según el momento, mientras que en el amor adulto las relaciones son más pausadas, más maduras, y se tiene más claro lo que se quiere y lo que no.
Quizá te interese: