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Bodas

De boda en el Castillo de Viñuelas

Cristina y Manuel se casaron el pasado 15 de julio. El lugar escogido para hacer realidad la boda de sus sueños fue el Castillo de Viñuelas, una joya histórica en la que el tiempo parece detenerse. Ésta es la crónica de su gran día.

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* Artículo cedido por Adrian Tomadin Fotografía y Vídeo Profesional.

 

Cuando el sueño se hizo realidad…

Lo que siempre había soñado, el día 15 de Julio se convirtió en algo que superaba con creces lo que con tanto tiempo había esperado e imaginado. Es difícil expresar con palabras las sensaciones que viví el día mas feliz de mi vida, es como cuando algo hace que la piel se te ponga de gallina, es un sentimiento incontrolable que va aumentando a medida que se siguen transcurriendo cada uno de los momentos que van sucediendo en ese día tan importante.

Desde el día que Manu me pidió que me casara con él con un testigo muy especial, la Catedral de la Almudena, ha sido un año especialmente intenso, ya que nuestro mayor deseo era convertir nuestra boda en algo que fuera diferente, inusual, fuera de lo común.

 


Desde el primer momento recibíamos consejos de muchos amigos pidiéndonos paciencia el uno con el otro en la realización de todos los preparativos: "Ya veréis, os tirareis los trastos a la cabeza, pero es lo normal" decían muchos, y nuestra sorpresa crecía cuando veíamos que seguían pasando los días, meses y no conseguíamos discutir por ningún aspecto de la boda.

Nuestra primera decisión la tomamos sin hablar el uno con el otro, solo mirándonos, sentados una noche en una mesa acompañados por un buen vino y un mejor plato de exquisito Jamón en la plaza de los Naranjos de Marbella. De repente comenzamos a oír a un tal Sergio, el cual amenizaba la plaza con canciones. Al terminar tuvimos que preguntarle si quería cantar en nuestra boda, y afortunadamente asintió alegremente.

¿Qué puedo contar del lugar de la celebración? Solo que ha sido una suerte inmensa el haber podido contar con los servicios tan minuciosos, personalizados y exquisitos que nos han brindado el Catering Mallorca y su increíble Finca del Castillo de Viñuelas. Desde el primer momento no tuvimos ninguna duda que era apostar a caballo ganador. Desde Juana, gran amiga de mi madre, Manolo, Noelia hasta el último de los empleados se esforzaron para que todo fuera una sorpresa continuada para cada uno de los invitados.



Sabíamos que iba a ser un día inolvidable y necesitábamos a alguien que tuviera los mismos ojos que nosotros para captar, entender y recoger cada detalle para que aquello que sería inolvidable pudiéramos siempre recordarlo. Unos amigos nos hablaron de Adrián, enseguida supimos que tenía el mismo pensar que nosotros y que sería nuestro cómplice, el mejor cómplice. Habíamos encontrado a nuestro fotógrafo…

Para conocernos mejor, propuso hacer una sesión informal de fotos en algún lugar que fuera importante y sentimental para nosotros; "Paris, Roma…", decía Adrián. Él lo llamaba la Pre-Boda, nosotros lo llamamos irnos de Tapas y Vinos por nuestro barrio favorito: La Cava Baja de Madrid, una mezcla del Madrid castizo mío y las tapas andaluzas de Manu.

 


Mi primer momento de nervios fue el día de la pedida, dos semanas antes del Gran día, pero los nervios se fueron convirtiendo en disfrute cuando enseguida me di cuenta de la felicidad que nos rodeaba y nos mostraba cada uno de los familiares que nos acompañaron. Desde mi hermano Álvaro, que hizo de auténtico maestro de ceremonias, hasta los dos discursos tan llenos de cariño que nos dedicaron tanto el padre de Manu como mi padre. Este momento no podía acabar de otra manera que con las palabras y lágrimas que le salieron del corazón a Manu hablando y agradeciendo a cada uno de los familiares el apoyo que nos habían mostrado siempre.

… Y se abrió la puerta del coche.

Siempre piensas "¿Faltará algo? ¿estará todo bien?"; no podía ser más bonito, era perfecto. Desde el primer pasó que di guiada por el brazo de mi padre no quise perderme ni un solo detalle, pero lo único que veía era sonrisas, caras amigas inmensamente alegres, mi madre emocionada, Dani asomando la carita, mi abuela dando palmas, felicitaciones a un lado y a otro. El sueño estaba siendo mejorado con creces. Y sí, él estaba allí, esperándome feliz y alegre.

 


Las emociones empezaron pronto con las palabras tan bonitas que la prima de Manu, Mª Isabel y Luis nos dirigieron. Y entonces Manu me ofreció su pañuelo, no hacía falta que mi hermano Carlos dijera ni una sola palabra para conocer y compartir el sentimiento mutuo que nos tenemos, fue un momento muy especial que difícilmente podré olvidar. La guinda de la emoción la firmó Mª Luisa, que con su toque andaluz supo transmitirnos sentimiento, consejo y apoyo incondicional.

Nuestro cómplice Adrian mientras tanto no paraba de captar cada detalle, emoción, guiño, sonrisa, lágrima. Podría seguir describiendo cada momento, el recuerdo a la abuela de Manu, los regalos de nuestros hermanos, el libro de firmas, el montaje sorpresa de las fotos de la familia, el baile… pero creo que es mejor que vengáis a casa porque no es lo mismo contarlo que verlo en imágenes.

¡Gracias de corazón por hacer de mi sueño una realidad!

 

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