Cuidar las manchas de la piel antes de la boda
De todos es sabido que el verano nos sienta fenomenal, el sol nos levanta el ánimo y nos proporciona un moreno que nos hace sentirnos más atractivas. Pero cuando esta estación termina, llega el otoño y aparecen las dichosas manchas.
A medida que el verano llega a su fin y dejamos de ir a la playa, se nos va el moreno y pueden aparecer manchas en la cara. Las manchas del rostro, también llamadas melasma, pueden aparecer tras el verano, durante el embarazo o debido a la ingesta de determinados medicamentos. Por este motivo se recomienda tomar precauciones a la hora de exponerse a la luz ultravioleta, ya sea por una fuente natural como el sol o artificial, como son las lámparas de uva que se encuentran en las cabinas de bronceado.
Por ese motivo, y para prevenir las manchas, se recomienda el uso de cremas con un factor de protección alto, no exponerse a la luz solar en exceso, etc. Pero cuando ya han aparecido, parece que no hay remedio. ¡Que no cunda el pánico! Todas las manchas se pueden tratar, inclusivo muchas de ellas están a tiempo de hacerlas desaparecer. Para ello, es importante acudir a un dermatólogo o a un centro de belleza especializado, donde realizaros un tratamiento despigmentante.
Tratamientos despigmentantes
El otoño es una buena época para comenzar a tratar un melasma, ya que muchos de los principios activos que llevan los cosméticos destinados a atenuar la coloración son fotosensibles, es decir, que al contacto con los rayos ultravioleta, reaccionan de manera contraria.
Para el tratamiento de las manchas de la piel, generalmente se usan activos como ácidos, que exfolian la piel, para estimular así las células más superficiales, regenerándola. Algunos de ellos, son el ácido glicólico, procedente de la caña de azúcar, el ácido málico de la manzana, el láctico de la leche y el kójico, procedente de un fermento de la soja.
Existen cremas y serums que en su formulación contienen este tipo de ingredientes, y también extractos vegetales como el té blanco, o aceites esenciales como el limón y la naranja, que por su alto contenido en vitamina C aportan un toque de luminosidad a nuestra piel.