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Bodas

Convierte al verano en el mejor aliado de tu dieta

El verano puede ser el mejor momento para perder esos quilos de más y mejorar al mismo tiempo nuestros hábitos alimenticios.

La subida de las temperaturas puede influir de dos formas muy distintas en nuestros hábitos nutricionales: por un lado puede ejercer cierto descontrol en nuestra dieta porque salimos y comemos más a menudo fuera de casa y, por el otro, puede ayudarnos a seguir una alimentación más equilibrada aprovechando que con el calor tenemos menos apetito y nos apetecen platos más ligeros.

Por eso, el buen tiempo puede convertirse en el peor enemigo o el mejor aliado de nuestra dieta. La diferencia la marcará nuestra actitud y la elección que hagamos de los alimentos. Si este verano quieres controlar tu peso y aprovechar al máximo las condiciones propias de la época para adquirir unos hábitos alimenticios más saludables, no te pierdas estas pautas y consejos:

  • Para que una alimentación pueda considerarse equilibrada, debe cubrir las necesidades energéticas del individuo aportando la proporción adecuada de los cinco grandes grupos de alimentos (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales) con una dieta variada.
  • Aunque en verano debemos priorizar el consumo de aquellos alimentos que nos proporcionan los líquidos necesarios para una correcta hidratación (frutas y verduras), no debemos descuidar el consumo del resto de grupos de alimentos. Lo que cambiaremos es la forma de cocinarlos apostando por elaboraciones más rápidas, sencillas y con poca grasa como son la cocción a la plancha, al horno o al vapor.
  • Es importante dejar de lado o, al menos, reducir al máximo la ingesta de fritos y/o cocidos, que además de tener muchas calorías podrían dar lugar a digestiones más lentas y pesadas.
  • Los platos deben estar compuestos principalmente por hidratos de absorción lenta como la pasta, el arroz, las legumbres o la fruta, proteínas de alto valor biológico, sobre todo las de origen animal, y grasas.
  • Los lípidos son esenciales para el buen funcionamiento del organismo, pero a la hora de consumirlos hay que evitar hacerlo en forma de grasas saturadas. En este caso el aceite de oliva virgen extra será nuestro mejor aliado.

Por supuesto, puedes salir a comer fuera pero, si lo haces, toma nota de estos consejos:

  • Intenta elegir tú el restaurante. Así podrás asegurarte un local cuya carta se adapte a tus gustos y necesidades.
  • Al pedir, recuerda que no todas las calorías son iguales ni son asimiladas por el organismo de igual forma. Los hidratos de carbono deberían suponer el 55% del total de calorías diarias ingeridas, las proteínas un 15% y las grasas no deberían superar el 30%.
  • No te excedas con el alcohol, pues aporta a tu organismo 7 calorías por gramo, casi tanto como las grasas, y su consumo no aporta ningún beneficio a nuestro organismo. Acompaña tus comidas con agua o decántate por un refresco light.
  • Pide siempre que te traigan el aliño de la ensalada aparte, así serás tú quien controles la cantidad que le eches. Evita salsas como la mayonesa, la rosa o la de queso azul; mejor un chorrito de aceite de oliva y vinagre.
  • Aplica la ley de la compensación: si vas a comer un segundo plato contundente, pide ensalada verde de entrante, por ejemplo. Intenta siempre que la suma de calorías de la comida sea razonable.
  • No abuses del pan y evita el picoteo previo a la comida. Si no te puedes resistir, intenta elegir con cabeza y pide unas aceitunas o unos berberechos en lugar de patatas fritas de bolsa.
  • Una buena forma de acabar cualquier comida es con fruta y/o una infusión. Si pides algo de repostería, compártelo. Así podrás quitarte el gusanillo sin sumar todas las calorías del plato.

Recuerda siempre que iniciar una dieta ha de ser tu decisión y si la tomas es porque quieres sentirte bien por fuera y por dentro. ¡Y concédete algún capricho! No te prohibas ningún alimento. Puedes comer de todo pero siempre en la medida y frecuencia adecuadas. Piensa que es mejor tomar una pequeña porción de chocolate ahora, que quedarte con ansiedad y darte un atracón al llegar a casa.