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Bodas

Así será la gran boda poscoronavirus de Erika y Alfredo

Tras el coronavirus, las parejas españolas tienen claro que no quieren perder la oportunidad de celebrar su boda por todo lo alto. Es el caso de Erika y Alfredo, quienes tendrán su día B soñado junto a sus seres queridos. ¡Descubrid más detalles!

Tanto los propios protagonistas como el sector nupcial esperaban con ganas la vuelta de las bodas. Y aunque esta ya fue posible desde la fase 1 de la desescalada, con la llegada de la 'nueva normalidad' las restricciones iniciales en el número de invitados se relajan. Manteniendo, eso sí, las condiciones de seguridad e higiene estipuladas por el Gobierno para garantizar la salud de todo el mundo. Dentro de esta nueva realidad nupcial tendrá lugar el gran día de Erika, de 37 años y natural de Bilbao, y de Alfredo, de 46 y de Zaragoza, quienes decidieron seguir adelante con la celebración de su boda pese a la incertidumbre de estos últimos meses. La pareja, que vive en Zaragoza y se conoce desde hace 5 años a raíz de un encuentro fortuito en la agencia de viajes donde ella trabaja, aprovechó el confinamiento para hacer lo que mejor se les da: demostrarse el amor que sienten el uno por el otro. Y es que Alfredo le tenía preparada una sorpresa a Erika. ¿Cuál? "No había habido una pedida de mano como tal, sino que fue un consenso, un acuerdo para hacer la relación más formal. Y durante el confinamiento, el día de mi cumpleaños, que fue el pasado 7 de mayo, él ya tenía el anillo y después de cenar me puso un salvapantallas con la Fontana Di Trevi y me lo dio", explica la prometida. Una manera muy original de arrancarle una sonrisa en tiempos de crisis y de demostrar que el amor todo lo puede. Erika nos cuenta cómo han vivido este periodo y cómo será el día B. ¡No os lo perdáis!

La fecha fijada para el intercambio de alianzas es el sábado 11 de julio, un día muy especial para ambos. "Me daba mucha pena tener que cambiarla, porque es una fecha que habíamos elegido a conciencia, ya que es el aniversario de boda de mis padres. Así que era la que más nos gustaba y nos encajaba por trabajo". De todas formas, los dos tenían claro que querían celebrarlo como siempre habían soñado. "No estábamos dispuestos a mantener la boda a cualquier precio. El hecho de tener que rebajar a 20 el número de invitados, por ejemplo, nos costaba mucho. Nos apetecía que nuestro día fuera como lo hemos imaginado desde el inicio". No fue hasta mediados de abril que decidieron buscar alternativas al ver que la situación de la COVID-19 empeoraba. "Cuando no se veía la luz ni se sabía qué iba a pasar, empecé a oír a amigas que también estaban organizando su boda que habían estado mirando fechas alternativas. Entonces me dije que igual debíamos plantearnos buscar un plan B por si acaso". Erika se considera pues muy afortunada porque, finalmente, no ha sido necesario cambiar la fecha. "Mantenerla ha sido una suerte", afirma. 

¿Cómo recibieron la noticia de que finalmente podían casarse en la fecha deseada? "Realmente viendo el telediario con los planes de desescalada. Hicimos cálculos, fuimos positivos y nos dijimos que, si todo iba bien, para esa fecha ya habría terminado el desconfinamiento del coronavirus y estaríamos dentro de la 'nueva normalidad', por lo que nos imaginamos que no tendríamos tantas restricciones". ¿Se frenaron los preparativos nupciales a causa de los contratiempos? "No, porque lo más importante, como el vestido, el espacio y el fotógrafo, ya lo teníamos todo preparado". Aunque sí reconoce haber atravesado un pequeño bache. "A mitad de abril tuve un momento de crisis y fueron un par de semanas complicadas. Tenía la prueba del vestido, la del menú… Todo se evaporaba y no sabía si, cuando esta situación acabara, iba a dar tiempo a que el vestido hubiera llegado, lo encajaran…”. Una incertidumbre que, por suerte, duró poco tiempo al ver que todo iba según lo previsto y los tiempos se cumplían. "Cuando ya vimos que había luz al final del túnel nos dedicamos a los pequeños detalles que nos faltaban, como los regalos de los invitados, alguna cestita para el baño o a repasar las mesas". 

Facilidades de todo tipo por parte de los proveedores 

La pareja se muestra muy contenta con el trato recibido por parte de los proveedores contratados, quienes fueron claves para que esta bilbaína y este zaragozano pudieran respirar más tranquilos y ver que todo tenía solución. "No nos han puesto ninguna pega para nada. Ni para bloquearnos una fecha, ni dos, ni cinco, ni las que fueran. Además de aguantar los miles de Whatsapps que les hemos enviado día sí, día también". Es un ejemplo David, de Josan Fotógrafo, cuyo equipo retratará los momentos más emotivos de su boda. "Un día le decía que me bloqueara el 8 de mayo. Luego el 31 de julio. Luego el 8 de agosto. Le pedía mil disculpas todo el tiempo y él me comentaba que me quedara tranquila, que era normal. Que ellos estaban allí para que nosotros estuviéramos tranquilos decidiéramos lo que decidiéramos". Otro buen ejemplo es el Palacio San Joseren, el increíble escenario donde tendrá lugar el banquete. "Nos dieron todas las facilidades para mantener la fecha original y, sino, buscar otra". 

Asimismo, solo tienen buenas palabras por la tienda del vestido de novia, Pronovias, Bilbao. "Que te llamen de la tienda del vestido y te digan que no hay problema. Que en junio todavía habrá tiempo aunque sea una semana antes, no tiene precio. Me transmitieron la tranquilidad de que se iba a poder hacer todo. De que iban a estar allí para mí". La gran flexibilidad que están teniendo las empresas implicadas es otro de los aspectos que agradecen enormemente. "A la hora de confirmar el número de asistentes están siendo más flexibles que en una situación normal y eso aporta calma. El saber que igual 10 días antes de la boda fallan invitados que no pueden llegar de otra comunidad y que no te van a penalizar por ello, ayuda". Asimismo, tienen en cuenta la difícil situación que también los profesionales están atravesando y entienden que ahora más que nunca todos estamos en el mismo barco

Un "sí, quiero" con todas las medidas de seguridad 

En su boda estarán acompañados por todos aquellos que estaban en su lista inicial, un total de 110 personas, aunque en la Catedral de Santiago de Bilbao, donde se celebrará la ceremonia, les han puesto un límite de 100 para asegurar la distancia de seguridad en los bancos, algo que no será un inconveniente. "Ya dábamos por hecho que muchos de nuestros invitados, sobre todo gente joven que no es muy creyente, no vendrían a la iglesia, así que no ha sido un problema". ¿Algún invitado más reacio a asistir al gran día? "Tenemos gente mayor que, al ser un grupo de riesgo y haber estado tanto tiempo encerrados, les da un poco de miedo o reparo meterse de repente en un mismo lugar con 100 personas. Pero en general todos han respondido muy bien". ¿Algún problema con gente que viene de fuera? "Los invitados que tenemos de Málaga iban a venir en avión y ahora lo ven menos factible, así que vendrán en coche. Y estamos rezando para que los que vienen de Madrid salgan de la fase 3 justo a tiempo. Vaya, que con la gente que es de una ciudad donde la fase de la desescalada era diferente de la nuestra, la duda ha estado hasta el último momento”. 

Tampoco faltarán las medidas de seguridad e higiene siempre que las circunstancias lo requieran, aunque la pareja todavía está a la espera de ver cuáles serán las pautas al respecto en la 'nueva normalidad'. "Damos por hecho que en el servicio de autobús que tenemos entre el lugar de la ceremonia y el banquete, a cargo de Alaibus, los invitados llevarán su mascarilla o bien se las entregaremos nosotros". También el lugar del banquete les ha propuesto todo tipo de opciones para facilitarles al máximo las cosas. "Aunque nos han sugerido si queríamos hacer el convite en el jardín para tener más espacio y estar al aire libre, el espacio donde lo haremos es lo suficiente grande para que todos los que estemos podamos mantener el 1,5 o 2 metros de distancia de seguridad". Así pues, en un principio, el cóctel será al aire libre, el banquete en el comedor principal y el baile en el salón de abajo, con salida a la terraza. Un baile que, al igual que la barra libre, todavía tienen dudas de cómo será. "Entendemos que en la barra libre serán los camareros los que sirvan las bebidas en lugar de que todos los invitados estén pidiendo al mismo tiempo. También esperamos que en el baile no nos pongan ninguna pega y que, manteniendo las distancias, ya que es un salón abierto, se puede hacer. Aún así, estamos un poco a la expectativa". 

¿Qué será diferente del plan inicial? "Yo creo que la tranquilidad de todos, no solo la nuestra, sino también la de los invitados". También la distancia interpersonal. Y, por supuesto, las mascarillas. Aunque el gran cambio será respecto a la luna de miel que tenían prevista, ya que el coronavirus les ha obligado a modificar su idea original. "Íbamos a ir a Japón y a Polinesia, pero ahora es impensable. De hecho, la idea que teníamos en mente ya se nos fue cayendo cuando empezó el coronavirus primero en China y luego en el resto de países. No solo porque las compañías aéreas no están operando, sino también porque hay lugares, como Polinesia, con las fronteras cerradas o en los que no sabes como van a ser las medidas: si te van a dejar entrar, si te van a tener en cuarentena, si te van a pedir hacer un test 72 horas antes o presentar un informe médico...". Lo que sí tienen claro es que más adelante retomarán el viaje y, mientras, disfrutarán de unos días de relax en Menorca este verano

Palabras de aliento para el resto de parejas 

Erika y Alfredo tienen claro que el amor es el mejor antídoto contra la COVID-19 y que, a pesar de la incertidumbre, las parejas deben seguir adelante con sus planes. Así que quieren enviarles un mensaje de ánimo y optimismo en los tiempos difíciles que vivimos. "A los que estén en la misma situación, decirles que realmente hemos tenido suerte y que, dentro de lo que cabe, lo peor ya ha pasado y por lo menos ese día lo podemos celebrar "casi casi" como lo habíamos imaginado. Y a los que han tenido que posponer la boda, que encontrarán también la ilusión, aunque sea dentro de unos cuantos meses. Al final lo importante es que casi todos tenemos salud y que, tarde o temprano, se pueden hacer las cosas de una manera u otra". De igual modo, destacan al aprendizaje que la pandemia nos deja. "Lo que nos ha enseñado el coronavirus es que hay que disfrutar de cada momento y siempre que puedas no dejarlo todo para mañana, porque a lo mejor el mañana te sorprende con cualquier cosa como la que acabamos de vivir. Decirles a todos los que puedan que sigan adelante con su boda con la misma ilusión y, aunque las cosas cambien un poco, la esencia del amor de la pareja y la ilusión de la gente que nos acompañará ese día es con lo que nos tenemos que quedar”. Y es que el amor siempre perdura. ¡Muchas felicidades Erika y Alfredo! Deseamos que tengáis un día de ensueño.