Anna y Guillem, una romántica boda de invierno
Anna y Guillem celebraron su boda soñada un día de invierno que nada tenía que envidiarle a la primavera, una romántica boda que hoy comparten con nosotros.
Las bodas de invierno pueden ser y de hecho son igual de bonitas y especiales que las de primavera y Anna y Guillem apostaron por la suya el pasado 3 de enero en la Masia Rosàs, en Sant Cugat, Barcelona.
La pareja, que vive en tierras australianas, decidió celebrar su gran día en su tierra rodeados de sus seres queridos organizando todo a distancia.
Anna, la preciosa novia, lució para la ocasión un vestido de novia de Barea de líneas sencillas, sobrias y elegantes. Manga francesa, discreto escote en pico y sugerente escote a la espalda hasta unos centímetros por encima de la cintura.
Llevaba el pelo recogido al lado y decorado con una preciosa corona de flores como las que lucía en su ramo, de estilo rural chic, en todos violetas y blancos. Como calzado eligió unos bonitos zapatos blancos de tacón bajo.
El novio, muy elegante, lució un traje chaqueta gris, con chaleco más oscuro, camisa blanca y corbata en color plata.
La ceremonia y el banquete se celebraron en el mismo sitio. La ceremonia al aire libre fue oficiada por la alcaldesa de Sant Cugat y estuvo llena de lecturas y palabras de cariño que hicieron saltar la lágrima a más de uno.
La decoración era rústica con un toque invernal, acorde al lugar de la celebración y a la época del año en la que se celebraba. Sillas de madera blancas para la ceremonia con un pasillo enmarcado por cubos blancos a rebosar de preciosa paniculata. Los novios, de cara a los invitados, estaban sentados en un banco de madera.
El aperitivo se sirvió también en el exterior y el banquete en un salón interior con mesas decoradas del mismo modo con paniculata en tarros de cristal con base de madera.
Los novios aprovecharon el magnífico cielo azul y el sol que brillaba en el cielo para dar un paseo por los alrededores para que su fotógrafa, Laia Ylla, les hiciera esa parte del reportaje tan especial justo después del sí quiero.
El día estuvo lleno de sorpresas y terminó, como toda boda que se precie, con un buen baile en el que todos juntos celebraron el amor de Anna y Guillem y el principio de una nueva etapa de su vida juntos.